lunes, 30 de mayo de 2016

Resumen ¿Por qué delinquen las mujeres? Perspectivas teóricas tradicionales. Parte l y ll

¿Por qué delinquen las mujeres? Perspectivas teóricas tradicionales. Parte l

 En los últimos años se observa cada vez con más transparencia como el delito, como conducta dico-penalmente prohibida, es de carácter congruente, es decir que en cada sociedad existen delitos que, además, como producto histórico que son, van evolucionando en  cantidad y calidad a través del tiempo. El delincuente es parte de la estructura social, por la simple razón de que la criminalidad lo es. La criminalidad es un fenómeno sociopolítico y no un conjunto de actos delictivos individuales. En el caso de las mujeres delincuentes, el cambio más importante ha sido el de considerar o no algunas conductas como delitos. Una de las teorías tradicionales es la de biopsicosociales/antropobiologicas; los teóricos de las áreas bio-pisco-sociales explican las diferencias de género en la delincuencia, en función de rasgos físicos y emocionales, entre este tipo de interacciones se han estudiado en detalle: la sexualidad precoz, las diferencias hormonales y el síndrome premenstrual y la agresión, que aparece  dando esta teoría e incluso se discute si realmente es un síndrome o si, por el contrario , se trata de varios subgrupos de trastornos.
 Desde el ámbito de la psiquiatría se ha señalado que las mujeres delincuentes reincidentes presentan una fuerte presencia de factores de riesgo en la infancia tales como : cuidado parental inadecuado, presencia de padres criminales y alcohólicos, familias numerosas , pobres controles, y bajo nivel intelectual asimismo , se señala daño cerebral, enfermedad metal ( como alcoholismo, sociópata, farmacodependencia), bajo rendimiento escolar y pobreza. Si bien tanto hombres como mujeres alcanzan su mayor incidencia entre los 15 y 30 años, las mujeres presentan un segundo incremento en los grupos de mayor edad (40 y 45 años).la experiencia clínica señala que esta diferencia se encuentra en un grupo de mujeres socialmente aisladas, solas, que padecen depresiones profundas; generalmente acusan problemas del alcoholismo y son primodelicuentes, a diferencia de los hombres que a la misma edad, generalmente son reincidentes.
 Los autores tradicionales de la criminalidad femenina son cesare Lombroso y William Ferrero, W.I. Thomas, Sigmund Freud y Otto pollak, todos comparten una misma creencia y se basan en un determinismo biológico como disparador; por lo tanto, son autores pertenecientes  a la escuela positivista que concibe el delito como un hecho de la naturaleza como la expresión de una antisocial  subjetiva contra la que hay que actuar. Las características y no la y no la sociedad, son las responsables de la conducta criminal, Las mujeres criminales son “masculinas”, lo que las hace incompetentes como mujeres y las predispone a violar la ley y La diferencia entre la criminalidad femenina y masculina se debe al sexo, no a las diferencias genéricas. Surgen posturas distintas que explican por qué la mujer llega a la conducta antisocial: Como forma inconsciente de rebelión: La mujer delinque porque es su forma de protestar contra la sociedad que la relega; Fracaso en la socialización: La mujer llega al delito por la desobediencia y la promiscuidad sexual, producto de fallas en su socialización que la “enferman” y le impiden cumplir con lo que se espera de ella; Desviación de su “rol”: La mujer que delinque sufre de una “desviación de su rol normal”, aunque al hacerlo opte por conductas muy relacionadas con el papel que desempeña en la sociedad y en cada cultura. Vedder y Somerville  en los años setenta afirman que lo hacen como resultado de una mala adaptación a los roles femeninos “normales”, Por su parte Cowie, Cowie y Slater  utilizaron las categorías de masculinidad, feminidad y cromosomas para explicar la razón por la cual las mujeres delincuentes son fisiológica y psicológicamente diferentes de las niñas “normales”.
Los positivistas asumen que las mujeres que desafían dichos roles tienen un problema, y se niegan a ver que el problema radica en los roles que se les dictan y que socialmente se espera que cumplan las mujeres, sin considerar los recursos o aspectos contextuales. La Teoría de la desorganización social nos dice: De acuerdo a esta teoría la delincuencia es un producto de las fuerzas sociales existentes dentro de los barrios y las zonas
Marginadas de las ciudades. Dentro de estas áreas, la conducta no supervisada de las bandas juveniles y de los grupos, sobrepasa la habilidad de las instituciones sociales, tales como la familia y la escuela, para mantener el orden. Esta teoría es compatible con la de la desorganización social debido a que ambas ligan aspectos estructurales tales como pobreza, oportunidad económica, disponibilidad de bienes y servicios, al crimen y las tasas de delincuencia; la posibilidad de presión es mayor en las áreas  deterioradas de las ciudades pero algo muy importante es esto es El modelo más conocido es la teoría de la anomia de Robert Merton , Emile Durkheim fue el primero en utilizar el término de anomia para describir la enfermedad social que acompaña a la ruptura con las reglas y los valores sociales, derivados del rápido cambio social.
La delincuencia, entonces, no es causada por una rebelión en contra de la sociedad dominante, sino por la conformidad ante las reglas de la cultura desviada y en la  de Teoría del proceso social En este grupo, de acuerdo a Siegel y Senna, se encuentran la teoría del aprendizaje social (con sus vertientes de asociación diferencial, reforzamiento diferencial y neutralización) la teoría del control social  y las teorías integradas. Las investigaciones basadas en esta teoría han señalado, también, resultados contradictorios: Clark encontró frecuencias similares, en hombres y mujeres, de conductas delictivas relacionadas con amistades o compañías delictivas, al tiempo que Hindelang afirmó que las mujeres tienen menos amigos delincuentes y menos conductas delictivas que los hombres.
Mientras que las teorías analizadas previamente se centran en explicar por qué la gente trasgrede la ley, las que se analizan a continuación tratan de explicar qué es lo que orilla a las personas a cumplirla, Travis Hirschi, desarrolló una teoría llamada del vínculo o control social para explicar por qué las personas cumplen y obedecen las leyes. Y dicha teoría analiza cuatro factores que son: Apego: el apego se refiere a la sensibilidad de la persona hacia otros y a su interés en éstos. Compromiso: incluye el tiempo, la energía y el esfuerzo continuo al perseguir líneas Convencionales de acción. Involucramiento: la teoría plantea que si un sujeto está involucrado en actividades convencionales no tendrá tiempo para actividades ilegales y por ultimo Confianza: que incluye el tener valores tales como compartir, respetar los derechos de otros y respetar asimismo un código legal.
 En opinión de Belknap, la teoría del etiquetamiento especula sobre cómo se “estigmatiza” a la persona al catalogarla con una marca de desviada, delincuente o criminal y señala los efectos que dicho etiquetamiento tendrá sobre la conducta futura y es importante resaltar que Cuando esta teoría se aplica a mujeres y niñas es importante resaltar si hay diferencias de género respecto a cómo se nombra a las mujeres delincuentes. Existen muy diversas ramas que tratan de explicar cómo surgen los conflictos sociales. La vertiente marxista y crítica sostiene que lo que engrana la conducta humana es el conflicto de clase económico, inherente al sistema capitalista. El crimen y la delincuencia son consecuencias naturales de una distribución inequitativa de la riqueza y del poder, en la sociedad capitalista post-industrial, La principal crítica a estas teorías radicales ha sido que éstas omiten a niñas y mujeres en sus análisis, a pesar del inmenso potencial explicativo de la categoría género y de la estratificación sexual social en la conducta y el proceso criminal.


¿Por qué delinquen las mujeres? Parte ll. Vertientes analíticas desde una perspectiva de género

 El discurso legal ha fallado históricamente al no diferenciar los términos de sexo y género, y al considerar determinadas características de como propias de uno u otro sexo, sin reconocer el papel que juega la sociedad al perpetuar las diferencias de género. Las actividades de género emergen del sexo y definen la resistencia a la categoría sexo, por lo tanto el género no es ni un conjunto de rasgos, ni una variable, ni un rol, sino el producto del hacer social de cierto tipo, que se construye a través de la interacción. Según Belknap, los conceptos de sexismo y poder patriarcal son inherentes a estas distinciones entre sexo y género. El sexismo se refiere a las actividades y conductas opresivas dirigidas hacia cualquier sexo; es decir, es la discriminación o perjuicio basado en el género. El término patriarcal se refiere al clima político, social y legal que valora la dominación masculina y jerarquía. En el centro de la ideología patriarcal se destaca la creencia de que la naturaleza de la mujer se determina biológica y no culturalmente. Lo anterior ha provocado la invisibilidad de mujeres y niñas en las áreas de investigación, de impartición de justicia y de los discursos legales. De acuerdo con Bavestrllo y Cortes la subordinación de la mujer en el ámbito criminológico se manifiesta principalmente en tres áreas: la generación de conocimiento, que frecuentemente considera como válido para ambos sexos el conocimiento sobre los varones; la inserción femenina en el ámbito delictivo para ejercer también en los roles subalternos; las condiciones de reclusión que no propician una reinserción social verdadero y que refuerzan en cambio, los roles tradicionales.
 El poder es la capacidad, habilidad, energía o fuerza para hacer o no hacer provocar o prevenir algo que se estima o no beneficioso. A menudo se saca provecho de la indefensión, incapacidad, indiferencia, complicidad o temor de aquellos a quienes el poder se dirige. Favorecer la acción del poder, elementos como la corrupción, la ideología, la insatisfacción réinate ante determinadas circunstancias o situaciones que afectan a clases o grupos diversos. El poder puede ser ejercido en muy diversas formas: física, sexual, económica y verbalmente. El poder masculino, percibido y real, limita la libertad y los derechos de las mujeres y las niñas. Según Zaffaroni a través del patriarcado, el poder opero la primera gran privatización del control social punitivo. La discriminación en su forma de jerarquización basada en diferencias biológicas de los seres humanos, abarca múltiples aspectos que son otras tantas facetas del racimo, discriminación de género, Zaffaroni menciona que la sociedad corporativa y verticalizada asienta su poder jerarquizado sobre res vigas maestras: el poder del pater familia, es decir la subordinación de la mitad inferiorizada de la humanidad y el control de la trasformación cultural; el poder punitivo, o sea, el ejercicio de la vigilancia y la eventual coerción disciplinante a los inferiores; el poder del saber o ciencia señorial que acumula capacidad instrumental de dominio y que actúa como vigilante del contenido de los discursos. La articulación básica se mantiene pese a que las relaciones de poder y dominio se complican en luchas de clases y de corporaciones, autonomizacion de las elites de poder, colonialismo, neocolonialismo, hegemonía étnica y cultural.
Los controles que se relacionan, es el poder se ejerce en la vida de hombre y mujeres a través de mecanismos de control social. El control es el conjunto de formas organizadas por las que la sociedad responde a comportamientos y a personas que definen como desviados, problemáticos, preocupantes, amenazantes, peligrosos, molestos o indeseables. Los procesos de control social incluyen: internación, socialización, educación, presión del grupo primario, opinión pública, y acción de todas las agencias formales especializadas, como la policía, la ley y otros poderes del estado. Entonces, para ejercer la opresión y el poder las sociedades patriarcales emplean dos tipos de controles sobre las mujeres: los informales o educativos persuasivos y los formales o de control represivo. De acuerdo con Lagarde, es un conjunto de normas que se establecen con el lenguaje y también con el silencio, con lenguajes no verbales, un gesto, una mirada o la mano; son normas establecidas dentro de las costumbres por el poder de la cotidianeidad, que es el poder de la relaciones cuerpo a cuerpo entre las personas. Lees demuestra cómo, tener el poder de definir como mala o buena la reputación, es decir una forma de controlar los comportamientos. Hablar de la reputación de una mujer supone invocar su comportamiento sexual, pero hablar de la de un hombre es hacer referencia a su personalidad, sus éxitos y su posición de la comunidad. La mujer suelta rompe estas normas: su soltura se manifiesta no solo en su moral, sino  en su manera de hablar y, literalmente, en la forma abierta y libre de moverse. Es así que el lenguaje corporal de la mujer habla elocuentemente de su estatus subordinado en la jerarquía del género.es por ello que diversos especialistas han propuesto que la escasa participación de la mujer en el delito constituye una de las evidencias más palpables de que los mecanismos de control informal resultan ser mucho más severos y efectivos en su caso.
 En esta fase de controles formales o de control represivo determinados grupos de mujeres son mucho más susceptibles de ser encargadas que los hombres que se encuentren en situaciones análogas. Las respuestas a la desviación pueden contar con el apoyo directo del estado o de los agentes profesionales en el campo del trabajo social o psiquiátrico. De acuerdo con Hudson existe la necesidad de comprender la diferencia entre libre albedrío y elección, para poder comprender igualmente la responsabilidad ante la ley. La elección por otro lado, es un rasgo amplio de posibles acciones, de la cuales el agente racional selecciona la mejor, como muchas mujeres que van a juicio, la menos mala. En el trabajo con mujeres en reclusión se ha podido observar que, generalmente, estas han carecido de bienes primarios y que, con frecuencia, sus validas se han desarrollado en la calle, rodeada de circunstancias controladas por varones quienes, por ejemplo las obligan a prostituirse y lleven a desarrollar estilos de vida caóticos que les impiden hacerse de los bienes necesarios.
Violencia, el problema de la criminalidad femenina es mucho más complejo que como se describe en la literatura en general, en la que se minimiza la relevancia de la experiencias de la vida de las mujeres delincuentes. La violencia puede definirse como “cualquier acto de violencia basado en el género que resulte o pueda resultar en daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico hacia las mujeres, incluyendo amenazas, coerción o privación arbitraria de la libertar, ya sea en la vida pública o privada, aunque no se limita, la violencia física , sexual o psicológica que ocurre en las familias, incluyendo golpes, abuso sexual de niñas en casas hogares, violencia relacionada con dotes, violación por los maridos, mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales dañinas; violencia extramarital y violencia relacionada con la explotación; violencia física, sexual y psicológica que ocurra en el ámbito comunitario , como violaciones, abusos sexuales, hostigamiento y acoso sexual en el ámbito laboral, en instituciones educativas o en cualquier lugar. La violencia física es el tipo de violencia que más resalta en todas las sociedades, pero de acuerdo con Hirigoyen dicha violencia puede tomar  formas sutiles. Así estos actos transformaran progresivamente en verdaderas conductas perjudiciales, que tiene graves consecuencias para la salud psicológica de las víctimas pues al no tener estas la seguridad de que serán comprendidas y callan y sufren en silencio. Las mujeres que han sufrido violencia, independientemente de si esta fue en la niñez o en la etapa adulta, tiene mayores riesgos de padecer depresión y ansiedad, síndromes relacionados con el estrés, con el dolor, fobias, dependencias química, uso de sustancias con el alcohol, intentos suicidad, síntomas somáticos y médicos, conductas negativas respecto a su salud, vivencia subjetiva pobre respes peto a su salud y cambios en el uso que hacen de los servicios de salud. Después de sufrir violencia en cualquiera de sus modalidades durante la infancia con frecuencia se desarrollan mecanismos de desviación en las mujeres, que pueden incluir huir de la casa, déficits en la habilidad cognoscitiva y el aprovechamiento, crecer sin los controles sociales tradicionales, tener relaciones con parejas delincuentes, presentar fallas en el aprendizaje de habilidades psicológicas necesarias para desarrollar adulto exitoso, y consumir sustancias adictivas. De acuerdo con Schur una consecuencia importante de este problema es que la mujer pueda quedarse atrapada en un rol desviado, que su conducta se establezca alrededor  de este rol y que  las expectativas culturales atadas al mismo, guíen la forma en que esta mujer organice toda su vida.
Equidad desde el punto de vista del análisis de género, todo aquello en el sistema económico y social impida o retrase sistemáticamente el acceso de hombres o de mujeres a algún derecho universal, constituye una inequidad de género. De acuerdo con Zaffaroni las personas suelen tolerar la injusticia, pero no pueden tolerar la desesperanza. El excluido no selecciona un banco determinado: puede ser cualquiera que no sea otro excluido. El cooperación y aumentan  las de conflictos; más aún, disminuyen las mismas  relaciones sociales. De acuerdo con Azaola , dadas las condiciones de desigualdad social que prevalecen para la mujer que delinque, si el sistema de impartición de justicia no las toma en consideración, lo que terminara por imponer  será una justicia parcial. Es muy frecuente que la literatura que analiza a fondo las socio-biografías y carreras criminales de las mujeres en prisión, señale que tales carreras criminales se precipitaron en respuesta al hecho de que la dichas mujeres fueron víctimas de rechazo y abuso físico y sexual. En segundo lugar, reflexiones como las anteriores cuestionan implícitamente la legitimidad del castigo impuesto a las personas jóvenes cuyas tarcas nutricias y la satisfacción de sus necesidades básicas y nunca fueron atendidas por el estado. El tercer argumento, en apoyo a una sentencia con perspectiva de género en las mujeres, es el siguiente: en cualquier caso, las mujeres que comparecen a juicio sufren bajo una regulación doblemente discriminante, porque anteriormente ya han sido a innumerables controles informales antisociales por los que no han pasado sus contrapartes masculinas.








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